Hace unas
semanas publiqué la cuarta parte de la serie de la Inspectora Camprubí de los
Mossos d’Esquadra, donde evolucionaba la protagonista en su vida sentimental,
mucho más que en la tercera parte.
Éste es el
link del libro, en Ebook y tapa blanda:
Como siempre, empieza con un asesinato. Esta vez doble: un chico, Ferran, que se ha despedido de su novia Concetta, es estrangulado por alguien que los espiaba. Para crear suspense en el texto, describí que podrían sonar algunas notas del tema musical de John Williams para Tiburón de Steven Spielberg, antes y después del asesinato.
https://youtu.be/BePfzCOMRZQ
Luego, un
hombre, Pol, que maltrataba salvajemente a su novia Laia, es asesinado a
cuchilladas después de que el asesino le hiciera ver antes un vídeo de la
escena del sermón de Samuel L. Jackson en Pulp Fiction de Quentin
Tarantino. Una especie de castigo con aires religiosos, aunque luego parecerá
como el asesinato de Julio César por Bruto y Casio, considerados hombres
honorables.
En otra escena de la novela, el asesino, al cual todavía no le veremos la cara, verá una escena importante de la película Delitos y faltas de Woody Allen, como si quisiera pensar que no le atraparán, como al oftalmólogo de la película de Allen, que encarga el asesinato de su amante a un hermano suyo, miembro de la Mafia judeoamericana, para que no le cuente sus amoríos a su mujer. Mientras, el patriarca de esa familia judía de la película piensa que quien mata será castigado, sea por medio de Dios o de la justicia humana, parientes suyos piensan que no. Una muestra de nihilismo y cinismo digna de Alfred Hitchcock.
El primer
asesinato me lo inspiró una noticia real que escuché en la RAI italiana: en la
ciudad de Trieste apareció muerto, estrangulado, un chico de 17 años. Se detuvo
a su asesino, de su edad, que casualmente era ex novio de la novia del chico
muerto. El asesino estaba celoso de su ex, y le tendió una trampa al nuevo
novio para eliminarlo, haciéndole venir a un lugar. Me pareció uno de esos
casos de crimen pasional que hemos visto en El Comisario Montalbano o en
Los Bastardos de Pizzofalcone.
Y sobre la
propia Mireia Camprubí, veremos que ella encuentra el amor, el amor en pareja
estable queremos decir. Ella quedará con su sobrina Irene, la estudiante de
Medicina que ya conocemos del tercer libro. Vendrá con su novio, y entonces la
Camprubí, al verlos tan enamorados, pensará que también debería encontrar
pareja. Esa pareja será alguien próximo a la Camprubí: el Inspector Carles
Solsona. Se enamorarán con la pasión y ternura habitual de mis personajes en
estas novelas y en otras.
Lo de que
dos personas del mismo cuerpo de Policía se enamoren, es una constante de las
novelas. En Los Bastardos de Pizzofalcone vimos cómo el Inspector
Lojacono se enamoraba de la Fiscal que colabora con la Comisaría, aunque en su
caso tuvieron que llevarlo en secreto.
Tendremos
aquí varias parejas, aparte la de la Camprubí y Solsona y la de Lluïsa y
Marieta. Hay una que se rompió y por la tragedia sufrida por uno de ellos se
reconcilian: Concetta y Modest. Rompieron por las paranoias religiosas de él,
que le ayudaban a justificar lo malo con citas bíblicas, hasta que él se
desengaña de todo. Después del asesinato de su novio Ferran, Concetta recibirá
el pésame y el apoyo de Modest, que poco a poco vuelven a atraerse mutuamente. Por
supuesto, volverán a ser pareja.
Concetta
querrá vengarse del asesinato de su novio Ferran, que querrá matar al asesino de
la misma manera. Escribí la escena sintiendo varios temas musicales de Bernard
Herrmann para Psicosis de Alfred Hitchcock. Incluso vi varias veces la
larga escena de lo que hacía Norman Bates después de asesinar a Marion Crane en
la ducha, con la inquietante música de dicha escena, mientras él limpiaba
minuciosamente la sangre.
Pero
Concetta desistirá de su venganza viendo con Modest la película Dogville de
Lars Von Trier, donde la masacre final de unos mafiosos contra todo un pueblo como
venganza, hace que ella se dé cuenta de que no es violenta. La película es una
muestra de la mezquindad humana como pocas veces se ha visto.
Después del asesinato de Pol, se sospecha de una chica mulata lesbiana, Jeanette, dominicana, por que se encontraron cabellos de mujer dentro del aparato de vídeo VHS que utilizó el asesino para hacerle ver a su víctima la escena de Pulp Fiction. Lluïsa, amiga de Jeanette, la defenderá y dará la cara por ella. También lo hará Laia, la novia del muerto, ahora enamorada de Jeanette. Me inspiro en películas e historias en donde hay prejuicios raciales, morales y religiosos.
Precisamente
Pamela y Carolina vivirán el amor que comienza con una canción que suena, algo
habitual en mis libros. En este caso, It’s a heartache de Bonnie Tyler,
que ya se escucha en la película francesa Los amores de Anaïs, cuando
los personajes de Anaïs Demoustier y Valeria Bruni Tedeschi empiezan a
atraerse.
Muchas otras películas han inspirado el estilo de la novela: Zodiac de David Fincher sobre todo. Alguna me sirve para mostrar la maldad de alguien que aprovecha para perjudicar a alguien, como muestra de que la serie Inspectora Camprubí tiene mucha influencia literaria de Patricia Highsmith.
También he
metido un homenaje al programa de radio sobre cine donde yo colaboro, AutoCine
de Cerdanyola Ràdio. Uno de sus subdirectores, aquí con nombre cambiado en
la ficción, rodará un cortometraje en la sede de la asociación a donde va
Lluïsa. Ésta intervendrá en la película con un pequeño papel. Tanto el Director
como el Subdirector del programa, en la vida real, también ruedan cortometrajes
cuando pueden.
Y también se
cita una interesante novela gráfica, Laura Dean me ha vuelto a dejar, sobre
una chica adolescente que ha sufrido varios abandonos por parte de su novia,
pero que deja que vuelva con ella. Pamela la leerá ante Carolina por que le
interesa. Ésta última le dirá que no la dejará, que la ama muchísimo. Ya vivió
una relación tóxica y ahora quiere ser feliz.
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